jueves, 21 de enero de 2010

Paradoja, paradigma, dilema... de una gacela.



Una gacela Thomson encontrábase paciendo plácidamente..., bueno, plácidamente... en fin, todo lo plácidamente que se podría estar en medio de la sabana.

Os imaginais? Bocado, vistazo, bocado, vistazo, abajo, arriba... qué dolor de cervicales!! Ya veis, alguno diría: "Es ley de vida". Pero, buf, así no hay quien engorde! No saboreas ni la comida. Cómo se puede estar comiendo y pendiente al mismo tiempo de los movimientos sospechosos de la maleza encubridora de felinos salvajes? Las digestiones son tan rápidas como las comidas. Cuando quieres darte cuenta lo que está entrando ya está saliendo. Si es que así no se puede.

Pero bien mirado.

Si pudiésemos comer tranquilamente, saboreando la comida, masticando con calma, las digestiones fueran a su ritmo y no hicieramos tanto ejercicio, nos pondriamos hermosamente redondas y entonces nuestros desacostumbradas rótula empezarían a quejarse y nuestras patas tendrían que soportar tanto peso que apenas seríamos capaces de movernos.

Moraleja: No te comas tanto la cabeza y disfruta de la vida.

No hay comentarios: