jueves, 21 de enero de 2010

El Gatohelecho.


Fausto, Puca y Fermín.

Paradoja, paradigma, dilema... de una gacela.



Una gacela Thomson encontrábase paciendo plácidamente..., bueno, plácidamente... en fin, todo lo plácidamente que se podría estar en medio de la sabana.

Os imaginais? Bocado, vistazo, bocado, vistazo, abajo, arriba... qué dolor de cervicales!! Ya veis, alguno diría: "Es ley de vida". Pero, buf, así no hay quien engorde! No saboreas ni la comida. Cómo se puede estar comiendo y pendiente al mismo tiempo de los movimientos sospechosos de la maleza encubridora de felinos salvajes? Las digestiones son tan rápidas como las comidas. Cuando quieres darte cuenta lo que está entrando ya está saliendo. Si es que así no se puede.

Pero bien mirado.

Si pudiésemos comer tranquilamente, saboreando la comida, masticando con calma, las digestiones fueran a su ritmo y no hicieramos tanto ejercicio, nos pondriamos hermosamente redondas y entonces nuestros desacostumbradas rótula empezarían a quejarse y nuestras patas tendrían que soportar tanto peso que apenas seríamos capaces de movernos.

Moraleja: No te comas tanto la cabeza y disfruta de la vida.

sábado, 9 de enero de 2010

La historia de Benito.


Benito es un gato atigrado jovencito que un buen día apareció en una de nuestras ventanas creando confusión y revuelo en "gatolandia".

Al principio, desconfiado e huidizo, pero después de unos cuantos días y comidas,ya es el señor del alfeizar. Y cuando por una ventana no ve a nadie, se va a otra hasta que nos encuentra. Te imaginas estar lavándote los dientes y notar como unos pequeños ojos suplicantes no dejan de observarte?

Y es que Benito, desde un principio, se nos antojó que era un gato de casa. Raro que un gato de estar fuera busque más mimos que comida. Pero la prueba feaciente, es que averigüando el sexo descubrimos que está esterilizado.

De ahí, que cuál será la historia de Benito?

Se cansarían de él.

Simplemente, dejó de ser pequeñito.

Mmmmmm, poco probable sino no lo hubieran esterilizado.

Puede que un día saliera a la aventura y luego no supo volver a casa, como les pasó a Mosquito y Poli (o al menos eso quiero pensar), o simplemente no podían seguir teniéndolo en casa.

Por eso, cuando veo que Benito, pienso que ojalá nuestros dos "pequeños" tengan un sitio donde pasar las noches frías y alguien que les eche un poco de comer y les de un mimo.

Os echamos de menos.