Sigo, silencio, tu estrellado manto,
de transparentes lumbres guarnecido,
enemiga del sol esclarecido,
ave noturna de agorero canto.
El falso mago Amor, con el encanto
de palabras quebradas por olvido,
convirtió mi razón y mi sentido,
mi cuerpo no, por deshacelle en llanto.
Tú, que sabes mi mal, y tú, que fuiste
la ocasión principal de mi tormento,
por quien fui venturoso y desdichado,
oye tú solo mi dolor, que al triste
a quien persigue cielo violento
no le está bien que sepa su cuidado.
4 comentarios:
Ha sido una sorpresa, conocía a este autor por motivos que para algunos serán evidentes; pero no es tan conocido como (creo) merece.
No conocía el poema, y la última estrofa me parece maravillosa.
Un bico enorme, Ollos Grandes.
Vaya! Pues no me han salido actualizaciones tuyas... No sé que ha podido pasar.
Me alegro que un pálpito me hiciese venir a buscarte, Evie!
Ya veo que todo bien!
Con hermosas entradas en tu espacio.
Un gran abrazo!
Bueno, como suelen decir los mayores: La procesión va por dentro ;)
Ya sabes, siempre bienvenida, La Sosita.
Es precioso... Gracias por compartirlo!
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